martes, 19 de agosto de 2008

Día 7 Dubrovnik

Cuando los habitantes del actual Cavtat fueron saqueados y expulsados de su pueblo por los ávaros en siglo VI empezó la historia de la ciudad más bella en la que estado nunca, Dubrovnik.

Las pocas personas que quedaron después de la tragedia decidieron refugiarse unos treinta kilómetros más al norte y fundar la ciudad de Ragusa, actual Dubrovnik. A lo largo de los siglos ha sido un emplazamiento abocado a la cultura y al bienestar, llena de pensadores y comerciantes, principalmente de sal proveniente de la vecina Bosnia, y a lo largo de cientos de años fue una ciudad estado. Ha formado parte del reino austro-húngaro, del veneciano, de Yugoslavia,… para ser actualmente, ciudad de Croacia.

Hemos estado todo el día paseando por la ciudad, es genial. Hemos visto todos sus rincones, todas y cada una de las decenas de estatuas de San Blas (patrón de Dubrovnik) repartidas por la ciudad, su fuente de dieciséis caras, la estatua del caballero Orlando, el reloj de la plaza Lage, la Catedral, la fuente Onofre, el palacio rector, el palacio Sponza,... para culminar La visita con un paseo a la largo de su muralla de 1940 metros.



Hemos podido voltear toda la ciudad. En el interior el esplendor de sus calles y edificios, en el exterior, montañas, el puerto y el mar, con estatuas de San Blas expectantes y vigilantes ante cualquier amenaza para Dubrovnik.

A pesar de ello San Blas no pudo hacer nada ante el ataque serbio el año 1991. La razón: ninguna, a parte de destruir una bonita ciudad. Los vestigios aún son evidentes. Quedan un par de edificaciones derrumbadas. Personalmente entiendo que la intención de los habitantes de la ciudad y de toda Croacia es expresar que no olvidan y enseñar a todos lo visitantes la barbarie de los serbios, que aquel día no atacaron únicamente a este emplazamiento, sino a todo el mundo. También es muy remarcable el “collage fallido” de los tejados puesto que la mayoría son nuevos; unos pocos son los supervivientes de aquel fatídico día.

El día ha sido genial y lo hemos terminado disfrutando del mejor jazz en vivo justo al lado de la Catedral, en el Cafe Bar Le Troubador, donde un trio nos ha deleitado con un gran repertorio a nosotros y a un par o tres de centenares más de personas. Hemos abandonado Dubrovnik, no sin antes pasear por la calle más espectacular que he visto jamás, la enmarmolada y blanca calle Placa. Volveremos a vernos Dubrovnik!

P.D. Todos los datos que he escrito no los estoy copiando de ningún libro. Esta ciudad me ha entusiasmado tanto que en cada rincón que hemos parado he aprovechado para leerme la parte de la guía que hablaba de éste, y a la más mínima aprovechaba para volverlo a leer. Cuando una cosa nos gusta absorbimos la información como esponjas, y a mí, sin lugar a dudas, esta ciudad me ha entusiasmado.

Clicka aquí y difruta de este video de la ciudad


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