martes, 19 de agosto de 2008

Día 7 Dubrovnik

Cuando los habitantes del actual Cavtat fueron saqueados y expulsados de su pueblo por los ávaros en siglo VI empezó la historia de la ciudad más bella en la que estado nunca, Dubrovnik.

Las pocas personas que quedaron después de la tragedia decidieron refugiarse unos treinta kilómetros más al norte y fundar la ciudad de Ragusa, actual Dubrovnik. A lo largo de los siglos ha sido un emplazamiento abocado a la cultura y al bienestar, llena de pensadores y comerciantes, principalmente de sal proveniente de la vecina Bosnia, y a lo largo de cientos de años fue una ciudad estado. Ha formado parte del reino austro-húngaro, del veneciano, de Yugoslavia,… para ser actualmente, ciudad de Croacia.

Hemos estado todo el día paseando por la ciudad, es genial. Hemos visto todos sus rincones, todas y cada una de las decenas de estatuas de San Blas (patrón de Dubrovnik) repartidas por la ciudad, su fuente de dieciséis caras, la estatua del caballero Orlando, el reloj de la plaza Lage, la Catedral, la fuente Onofre, el palacio rector, el palacio Sponza,... para culminar La visita con un paseo a la largo de su muralla de 1940 metros.



Hemos podido voltear toda la ciudad. En el interior el esplendor de sus calles y edificios, en el exterior, montañas, el puerto y el mar, con estatuas de San Blas expectantes y vigilantes ante cualquier amenaza para Dubrovnik.

A pesar de ello San Blas no pudo hacer nada ante el ataque serbio el año 1991. La razón: ninguna, a parte de destruir una bonita ciudad. Los vestigios aún son evidentes. Quedan un par de edificaciones derrumbadas. Personalmente entiendo que la intención de los habitantes de la ciudad y de toda Croacia es expresar que no olvidan y enseñar a todos lo visitantes la barbarie de los serbios, que aquel día no atacaron únicamente a este emplazamiento, sino a todo el mundo. También es muy remarcable el “collage fallido” de los tejados puesto que la mayoría son nuevos; unos pocos son los supervivientes de aquel fatídico día.

El día ha sido genial y lo hemos terminado disfrutando del mejor jazz en vivo justo al lado de la Catedral, en el Cafe Bar Le Troubador, donde un trio nos ha deleitado con un gran repertorio a nosotros y a un par o tres de centenares más de personas. Hemos abandonado Dubrovnik, no sin antes pasear por la calle más espectacular que he visto jamás, la enmarmolada y blanca calle Placa. Volveremos a vernos Dubrovnik!

P.D. Todos los datos que he escrito no los estoy copiando de ningún libro. Esta ciudad me ha entusiasmado tanto que en cada rincón que hemos parado he aprovechado para leerme la parte de la guía que hablaba de éste, y a la más mínima aprovechaba para volverlo a leer. Cuando una cosa nos gusta absorbimos la información como esponjas, y a mí, sin lugar a dudas, esta ciudad me ha entusiasmado.

Clicka aquí y difruta de este video de la ciudad


Día 6 Kotor - Cavtat - Dubrovnik

Después de un sueño reparador mientras desayunábamos hemos decidido parte de nuestro viaje de vuelta, hasta el momento inexistente. Para ahorrarnos otro palizón en coche por las pistas de autochoques croatas y gozar del adriático y de alguna de sus islas, el sábado cogeremos el ferry. Para empezar a materializar esta parte del viaje hemos ido a comprar los billetes en el puerto de Dubrovnik. Haremos noche en Korcula y volveremos a retomar el barco para llegar hasta Rijeka.

Cambiando de tercio, pasaré a relataros lo que hemos hecho hoy. Hemos decidido ir a visitar el joven estado de Montenegro, en concreto la villa de Kotor.

Antes de nada, para salir de Croacia hemos tenido que hacer una cola de una hora en la frontera. Para entrar en Montenegro hemos vuelto hacer otra durante un tiempo parejo. Total, dos horas perdidas.

Ya en Montenegro. Primero de todo, el impuesto revolucionario, 10 euros para poder circular por las carreteras de reciente construcción (si tomamos 1960 como referencia) llenas de baches y mancas de señalización. Segundo, lo hemos pagado en euros, la moneda oficial de Montenegro. Podrían también haber firmado el tratado de Schengen y así nos habríamos ahorrado la larga cola con el sol en su punto más álgido. Supongo que la Unión Europea tuvo esta deferencia con el estado para que se ahorraran la construcción de la fábrica de Moneda y Timbre.

Después de haber pasado el estricto control de la frontera, que aunque tengo la suerte de no haberla vivido, creo que es similar al de la guerra fría, hemos podido sumergirnos en Montenegro. Para ello hemos cogido un ferry y hemos llegado hasta la ciudad de Kotor. Francamente, una pasada. Una ciudad medieval donde se observa que han confluido un sinfín de culturas y con una espectacular muralla que va escalando a lo largo de una montaña prácticamente vertical.



Después, y para no romper con nuestro lifestyle de playeros de estos últimos días, hemos ido en busca de playas especiales. Lo espectacular ha sido que nos hemos bañado en algunas donde unos metros hacia el interior empiezan montañas muy altas creando una cordillera que abraza todo el litoral de la zona. La sensación es espectacular. Lo negativo es que las aguas, en todas las playas a las que hemos ido, si fueran catalogadas según los ítems que rigen a las catalanas, estarían a la altura de las próximas a la desembocadura del Besós. Asimismo, no existen playas de arena o de piedra como a las que estamos acostumbrados. Aquí se extienden por el litoral millones de metros cúbicos de hormigón que dan forma a plataformas para que los bañistas puedan tumbarse. En resumen, como una piscina, pero aquí el agua es salada.

Montenegro. Un lugar paisatgísticamente bello, con un litoral y unas aguas muy mejorables. Sin lugar a dudas su potencial turístico es muy grande. Sólo le falta invertir en infraestructuras, refinar un poco sus modales y bajar los precios para ser más competitivos en frente otras destinaciones muy superiores del Mediterráneo.

Al volver, hemos vuelto a coger el ferry y a hacer dos horas de cola en la frontera. Antes de llegar a Dubrovnik, hemos parado en Cavtat. Un pueblo romano con una playa estupenda donde hemos nadado con la puesta de sol y hemos cenado de fábula a un precio muy asequible.

Antes de ir al hotel, ya pasada la medianoche, hemos visitado el Stari Grad (casco antiguo) de Dubrovnik. Cuando hemos entrado por la puerta de Ploce para llegar al centro neurálgico hemos alucinado. En frente se extendía toda la calle Placa, la principal, con su majestuoso suelo de mármol blanco. A la derecha, el palacio Sponza, a la izquierda la iglesia de San Blas y la Catedral. Nunca había estado en un lugar tan increíblemente bonito. Dubrovnik es uno de esos sitios que hay que ir a visitar al menos una vez en la vida. No lo dudéis! Mañana pasaremos todo el día en la perla del adriático.

Día 5 Trogir-Split-Dubrovnik

Al igual que nos pasó con Verona, antes de abandonar Trogir hemos querido deambular a primera hora de la mañana para poder disfrutar con mayor calma de sus estrechas calles. El paseo matutino lo hemos culminado con una visita al campanario de la catedral del pueblo, desde donde hemos podido gozar de una panorámica inolvidable del pueblo, sazonada a tres vientos con el azul del adriático.

A las diez de la mañana hemos abandonado el pueblo y nos hemos dirigido hacia la ciudad vecina, Split, la segunda más importante del país. Antes no hemos aparcado en las proximidades del palacio de Dióclides han transcurrido un par de horas desde que habíamos partido de Trogir. Finalmente, hemos empezado a visitar las bulliciosas calles de la zona. A pesar de ello, y del intenso calor del mediodía, hemos quedado maravillados. Calles laberínticas, rincones con encanto, cultura, historia,…todo. Por desgracia no hemos podido extender nuestra visita más allá de una hora, pero nos hemos ido de la ciudad con un grato sabor de boca.




Hemos vuelto a tomar la bala gris, esta vez para dirigirnos hacia la perla del Adriático, Dubrovnik. La autopista que nos había acompañado desde Girona se ha convertido en una carretera serpentina, y monocarril por sentido, hasta nuestro destino. La verdad es que he quedado impresionado del temerario estilo de conducción de los croatas: adelantamientos en continua, velocidades ultrasónicas e incluso hemos sido depasados por un energúmeno en su automóvil mientras hacíamos una cola que se ha extendido durante kilómetros. La consecuencia ha sido menor, pero su retrovisor ha impactado con el de la bala gris.

Antes de llegar a Dubrovnik hemos parado a comer a Makarska donde hemos tomado un baño. Una veintena de kilómetros antes de nuestro destino hemos vuelto a detenernos en una playa pérdida; tan recóndita que no hemos sabido ni encontrar su nombre. Un par de casas de marineros con sus botes delante de ellas terminaban de dar forma a la postal.

Mientras oscurecía hemos llegado a Dubrovnik y hemos empezado a intuir la belleza de la ciudad. Hemos caído rendidos en la cama y, muy a pesar de nuestras ganas, hemos dejado la visita para mañana.

martes, 12 de agosto de 2008

Día 4 - Trogir

Esta vez sí que lo hemos logrado, nos hemos levantado a la 05:30! Después de hacer las maletas y desayunar en el hotel a las seis de la mañana - en un comedor ocupado por nosotros y un cuarteto de eslovacos con cara de pocos amigos - hemos cogido la circunvalación de Ljubljana dirección Zagreb.

Siguiendo los consejos de Samo, obviamos Zagreb en nuestra ruta y nos dirigimos hacia Trogir. Al cabo de una hora entramos en territorio croata. Atrás dejamos Eslovenia, un país paisagístimacamente muy rural, arbolado y montañoso, que nos deja la buena impresión de Bled y la indiferencia de Ljubljana. Dudo que volvamos, a no ser que sea para disfrutar de nuevo del maravilloso lago.

Después de haber cruzado varios países sin tener rendir cuentas en ningún paso fronterizo (gracias al tratado de Shengen) en Croacia las autoridades nos han solicitado el pasaporte.

A medida que íbamos yendo más hacia el sud es paisaje verde que nos ha acompañado des de Verona se convierte en menos frondoso, y en ciertos lugares semi-desértico. Para que os hagáis una idea, similar a la zona de Llançà y Portbou.

Al mediodía llegamos a Trogir, un bonito pueblo a la orilla del Adriático. Por segunda vez en este viaje vamos a una ciudad que fue reconocida por la UNESCO como patrimonio de la humanidad en 1997. Al igual que Verona de forma justa y acertada. En el pueblo se concentran legados de las épocas más doradas del reino de Bizancio, austro-húngaro, croata, francés y veneciano. Su catedral y su pórtico son excepcionales, y junto a sus calles y plazoletas medievales, hacen de este pueblo un lugar increíble.




Hemos aprovechado el día para perdernos por las callejuelas de Trogir, ir a bañarnos en playas escondidas y esta noche hemos tomado algo en un bar en una playa donde hemos aprovechado para pegarnos otro baño. Un día donde hemos combinado relax, visita turística y casi 600 kilómetros de ruta. La bala gris ya lleva 2300!

Mañana nos espera primero Split. A media tarde tenemos previsto llegar a Dubrovnik, la perla del Adriático. Que ganas tenemos!

Día 3 - Ljubljana

Después del espectáculo del día anterior y de un buen desayuno continental nos aventuramos hacia Ljubljana, la capital de Eslovenia.


Ljubljana es una de las capitales de estado más pequeñas de Europa y se puede visitar en medio día. A destacar el puente triple que cruza el río Ljublanjica, las plazas de la zona, los edificios con fachadas de arquitectura barroca y secesionista y pocas cosas más. Para finalizar la visita hemos cogido un funicular para subir al castillo de la capital y contemplar la panorámica de la ciudad.. En resumen, Ljubljana no deja de ser una ciudad de paso, para mi muy parecida a Grenoble. Ahora nos arrepentimos de haber decidido pasar todo un día aquí y de no haber explorarado otros lugares del país.




Eslovenia presume de ser un país más próximo a la Europa moderna que a la balcánica, y más desde el 2007, cuando entró a formar parte de la comunidad. El hecho es que los precios sí que son de la Europa moderna pero aun hay mucho legado del pasado presente en las construcciones, especialmente de la periferia, y en el hacer de la mayoría de sus habitantes. A pesar de su prosperidad económica le faltan unos años para llegar al mismo nivel que países de la Europa central y occidental.


Lo más remarcable del día pasó por la noche. En el restaurante del hotel cenamos un buffet libre. La comida era poco más que consumible. Mi estómago también lo corrobora. Ahí, coincidimos con una comitiva de catalanes de un viaje organizado con los que cenamos. De vuelta de Croacia y camino hacia casa, pero antes con escala en Venecia, nos contaron las anécdotas de su viaje. Aprovechamos para hacer muchas preguntas y replanificar nuestro viaje. Es curioso como aumenta nuestra sociabilidad cuando encontramos paisanos lejos de casa.

Sin lugar a duda, las recomendaciones de Conchi, la guía turística del grupo, que es de Cornellà, y de Xavi, el conductor del autocar que es de Olesa de Montserrat, nos servirán a lo largo del viaje que nos espera por Croacia. Desde aquí un abrazo a los dos.

Ponemos el despertador a las 05:30. Mañana nos espera un largo viaje hasta Trogir -recomendación de Samo, el “gondolero” de Bled-. Esperamos disfrutarlo al máximo y no quedarnos dormidos otra vez :)

lunes, 11 de agosto de 2008

Día 2 - Bled

Al levantarnos hemos decidido romper un poco la planificación del viaje. Teníamos pensado ir directamente hacia Bled (Eslovenia), pero Verona nos asombró tanto que nos hemos perdido por sus calles des de la ocho hasta media mañana. Se ha confirmado la impresión del día anterior, y hemos podido disfrutar con tranquilidad de sus rincones, teniendo en cuenta la hora y el día, domingo.

Hemos cogido el coche para dirigirnos al destino planificado. La ruta ha sido fantástica, hemos llegado a la altura de Venecia, donde se ha dado la nota negativa de la jornada, seis kilómetros de cola en el peaje. Hemos continuado dirección Udine y Treviso. Nos estaban esperando los Alpes Julianos –increíbles- y una veintena de kilómetros en territorio austríaco. Al cruzar la frontera el GPS nos abandona hasta de aquí unos días. Por suerte o por desgracia nuestro navegador no tiene mapas de Eslovenia ni de Croacia.

Pasamos un túnel de casi 8000 metros que atraviesa el Karvanke. Al otro lado, al cabo de unos minutos llegamos a Bled. Bled es una postal. Tiene un lago con un islote y en una pared rocosa un castillo medieval protegido por un bosque.

Hemos aprovechado para tomar un baño, nunca antes habíamos nadado en un lago. Después hemos alquilado una barca y hemos remado hasta la ilsa que se puede observar en la foto. Hemos aparcado el bote justo delante de la impresinonante escalinata blanca que lleva hasta la iglesia y hemos aprovechado para refrescarnos de nuevo en unas aguas, que aunque parezca imposible, dentro de unos meses seran cubiertas por una gruesa capa de hielo.

Quien nos ha alquilado la barca es un fenómeno. Se llama Samo y es una de esas personas cuyo lifestyle consiste en no vivir más de cinco semanas en el mismo sitio. Ha estado durante un año por toda la costa adriática y nos ha contado tales maravillas que la visita que teníamos planeada a Zagreb dentro de dos días se cambia por la villa de Trogir. Según él, la verdadera perla del adriático. Ya os contaré.

En resumen, Bled es increible. Si alguna vez vais a Eslovenia no dudéis visitar este lugar, donde la naturaleza se expresa con tanta fuerza.

Día 1 - Verona

Nos hemos quedado dormidos y en lugar de despertarnos a las 05:30 lo hemos hecho a las 9:00. Con las prisas hemos hecho la maleta, hemos desayunado un fruco y bollería industrial y hemos cogido el coche para dirigirnos hacia Verona. El primer tramo, hasta la frontera italiana, ha ido acompañado de mucho tráfico, pero también de mucho glamour, el glamour de la Côte d’Azur, que se concentra en Cannes, Saint Tropez y como no, Mónaco.

Resulta muy curioso el contraste de la zona de los Alps Maritimes. Dirección Italia, al este el mar reluce su esplendor, y al oeste los Alpes se niegan a morir y presentan montañas imponentes, a pesar de la proximidad que hay con la costa. El desnivel en cuestión de pocos kilómetros es impresionante.

Al entrar en Italia hemos quedado impresionados de su belleza. Hemos decidido que a la vuelta pararemos en algún punto entre San Remo y Génova. Los pueblos costeros de la zona son muy bonitos, lo único que distorsiona el paisaje son los techos de Uralita de cientos de invernaderos concentrados en la entrada del país transalpino.

Hasta Génova la autopista está llena de curvas y de tráfico. Una vez hemos tomado la bifurcación que nos llevaría al noreste del país las cosas han cambiado. A pesar de los muchos kilómetros que nos quedaban por delante el viaje ha sido rápido; buenas carreteras y pocos coches.

Hemos cruzado parte de Liguría, Lombardía, y del Piamonte. Finalmente a media tarde hemos llegado a Verona. En algunas ocasiones he pensado que la UNESCO frivoliza a la hora de catalogar una ciudad como patrimonio de la humanidad. Con Verona, sin lugar a duda, no lo ha hecho. Hemos quedado maravillados con esta ciudad.

Hemos subido por la vía Capello para ver el balcón de Romeo y Julieta. Por aquí han pasado cientos de miles de personas, algunos muy enamorados y otros no tanto, pero la mayoría han dejado un mensaje en una de las dos paredes de la entrada. El efecto visual es increíble, aquí os adjunto una foto.



Más arriba llegamos a la Piazza Erbe y a la Piazza del Signore. Impresionante. En un espacio reducido está todo: encanto, cultura, arquitectura, historia, …

Tumbamos a la izquierda para llegar a la Arena di Verona, uno de los mayores anfiteatros romanos del mundo. Para finalizar a lo grande el día asistimos a la representación de la ópera Rigoletto, con unas 5.000 personas más aproximadamente. Una experiencia inolvidable, incluso para una persona poco introducida en este mundo como puedo ser yo. El entorno, las estrellas, miles de velas encendidas en la noche, la brisa, la escenificación, el atrezzo, las voces, la increíble acústica del anfiteatro que no necesitaba de altavoces, la orquestra,… en fin, un montón de cosas, que cuando terminó el espectáculo nos obligaron a ponernos de pie, y como la mayoría de los asistentes, gritar al unísono: “Bravo, Bravísimo!!”.






Día 0 - Aix-en-Provence

Por unos días dejaré de aburriros con mis pseudofilosofadas de Sófocles de barrio y os relataré el viaje que Càrol y yo hemos emprendido.

Con todos los bártulos y el coche más lleno de víveres que una tienda de ultramarinos hemos salido de Girona. Para ello hemos decidido contar con la inestimable ayuda de la bala gris, nuestro coche, un imponente Nissan Micra 1.2 80CV con el que he librado muchas batallas y siempre ha me ha demostrado ser un escudero de confianza.

Primera noche: Aix-en-Provence. El camino hasta aquí ha sido entretenido. Hemos disfrutado de los vientos casi huracanados del sur de Francia que empiezan en Perpignan, llegan a su punto álgido en Leucate y desaparecen a la altura de Montpellier. Nos han acompañado por el camino cientos de aerogeneradores, el castillo de Salses, Narbonne, Beziers, el arenal de Arles, las salinas de los Étangs,… y la flora y fauna del parque automovilístico europeo: coches de lujo, verdaderas tartanas -curiosamente con matrículas ininteligibles, de Rumanía o de Bulgaria-, caravanas, barcos remolcados, autobuses, camiones,… y algún que otro motard intentando emular a Valentino Rossi.

Finalmente, después de 400 km, en los que la bala gris se ha comportado como un jabato, hemos llegado al hotel, un Bed & Breakjast (BB), pero en nuestro caso sin breakfast. Tenemos que terminarnos las tres bolsas de croissants de la Bella Easo que tenemos entre los víveres.

Después de tomar un tentempié hemos decidido ir a dar un paseo por el centre ville de Aix-en-Provance, una ciudad que nos ha dado la impresión, descartando sus alrededores, que se puede ver en un par de horas. Eso sí, las calles con adoquines, trazadas con tiralíneas, son encantadoras. Las fachadas de las casas están muy bien conservadas, con grades ventanales y colores vivos. Está lleno de los típicos bistrots franceses con mesas en la calle cubiertas por toldos de los cincuenta y el ambiente que se respira y la confluencia de comensales deja claro que está en la zona Mediterranea de la France.


Antes de ir a dormir ponemos el despertador a las 05:30 (que locura!). Nos espera Verona.

jueves, 7 de agosto de 2008

La asimetría informativa

En ocasiones se suele considerar que las cosas simétricas son sinónimo de perfección, de excelencia, del diez que el luchador sueña conseguir. La realidad es que normalmente la simetría es imposible en el mundo real, ni empleando las tecnologías avanzadas de fabricación (TAF).
En el campo biológico, por ejemplo, nunca podremos decir que ni nuestro cuerpo ni nuestra tez son simétricas. Una de las variables que permitiría cuantificar cual bella es una persona es la disposición equidistante de los elementos de su cuerpo repecto su eje central, es decir, en este caso simetría sería sinónimo de belleza.
En el campo científico ya los griegos soñaban en desarrolar una esfera perfecta; para ellos era la materialización de la perfección. La realidad es que a día de hoy aún no se ha logrado, aunque hay que decir que la esfera más perfecta del mundo difiere en menos de 40 átomos de la esfera ideal. Ésta fue especialmente realizada para formar parte de un giróscopo ultra-preciso que va montado dentro de la "gravity probe b", una sonda científica destinada a demostrar las teorías relativistas de Eintein en órbita. Aunque prácticamente se ha logrado, tampoco se ha llegado a la simetría en este campo, es decir, a la excelencia ingenieril.

Pero realmente en muchas otras ocasiones la asimetría puede llegar a ser sinónimo de perfección o de ventaja. Hay un término que hace poco aprendí en la lectura del libro Freakonomics, de Steven D. Levitt. Un inciso, aconsejo su lectura, especialmente a aquellos que os guste la aritmética, la lógica y las visiones alternativas de la realidad enfocadas des de un prespectiva numérica. Un segundo inciso, Steven D.Levit a la edad de 26 años, entró a formar parte de la Sociedad de Amigos, un ilustre club de intelectuales de la Universidad de Harvard. 26 años, la misma edad que tengo... a ver si espabilo :)
Volviendo al leitmotiv del artículo hablaré un poco sobre la asimetría informativa. El concepto es relativamento sencillo. Nos dice que la diferencia de información/conocimiento entre dos o mas personas, instituciones, asociaciones,...pondrá en una clara ventaja competiva al que sea superior
en estos campos pues será más convincente, tendrá capacidad de réplica y se sentirá más seguro de sí mismo.
En la universidad tuve un profesor que siempre nos decía lo siguiente: "Sabéis que es lo que hace el mundo occidental superior económicamente a los países subdesarrollados? LA INFORMACIÓN. La información es poder. En el examen podéis llevar lo que queráis, como si queréis venir con un carro lleno de documentación".
Tampoco entraré a opinar la parte geoéconómica de su razonamiento, aunque considero que es un aspecto multivariable y mucho más complejo. En el ámbito meramente académico, y aplicable a muchos otros aspectos de la vida, el hecho es que siempre he creído que su opinión es una verdad a medias. Actualmente, con la irrupción y consolidación de las tecnologías de la información, cuando podemos considerar que todo el mundo tiene acceso a ésta, la fractura de conociemiento es aún mayor que antes, en todos los niveles de la sociedad. Los que antes no sabían saben lo mismo, y los que sabían mucho saben más; sin ánimo de generalizar. Los resultados de los exámenes corroboraron lo que acabo de decir.
Lo cierto es que la información es poder, pero antes hay que buscarla (hoy en día es muy facil) y hay que desear entenderla y asimilarla. El que realmente quiera saber más y tener mayores posibilidades de éxito en lo que quiere aprender lo tiene al alcance de la mano, así que a por ello.
Un proverbio chino dice: juo tao lao, xue tao lao. Traducido vendría a decir: vive hasta viejo, aprende hasta viejo. Tenemos que aumentar la asimetria, la asimetria informativa y para ello debemos formarnos cada día.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Una playa llamada Utopía


Una vez un grupo de amigos se disponía a pasar un fabuloso fin de semana en un bonito parque natural de costa mediterránea. Cargados de víveres, tiendas de campaña y mucha ilusión partieron de casa de uno de ellos.

El día antes, el más inquieto y explorador fué a la biblioteca de su pueblo a buscar una guía del paraje, escrita por un concejal medioambiental de una localidad próxima. A pesar de disponer de ésta, para salir de dudas, inspeccionó los caminos que se debían seguir en el Google Earth, y para mas inri, llamó al centro de información del parque, donde le comentaron con vehemencia que el camino estaba ampliamente señalizado y que alcanzarían sin mucho esfuerzo su objetivo.

Así pues, los amigos cogieron la carretera C-54 que les llevaba directo a un faro. En principio, debían dejar aparcado el vehículo unos kilómetros antes de éste, en un cruce, en teoría, señalizado correctamente. La realidad fue que llegaron al faro sin haber encontrado ninguna señal y tuvieron que empezar a tantear el destino y la suerte, pues mantenían la ilusión inicial de logar su objetivo.

Primera parada. Al cabo de 500 metros un amable segurata les indica que el camino no era el correcto.

Segunda parada. Después de 1500 metros un simpático vecino de la capital, experimentado explorador de la zona, les comentó que el camino era también incorrecto, y que su destino estaba a bastantes kilómetros del enclave.

Tercera parada. Finalmente ,y gracias a la memoria visual del amigo inquieto, encuentraron una carretera de arena, que salía de la ruta asfaltada con una inclinación de 30º, igual que había visto en el Google Earth.

Los amigos cargados de ilusión, a pesar de los kilómetros que ya llevaban encima, cogieron las mochilas y se dirigieron hacia la tan soñada playa. Mil metros después de haber dejado el coche hallaron una señal (la primera de la tarde) donde majestuosamente - al menos para ellos - se leía "Playa Utopía". La ilusión no les dejó reflexionar en aquel preciso instante. Días después encontraron muy "oportuno" poner una señal a 1000 metros de un cruce de la carretera...

Continuaron por el camino durante horas, sin más señalizaciones que las que imagiaban ver en los palos desnudos que encontraron a lo largo del camino. Subían, bajaban, resbalaban, sudaban y luchaban, todo por conseguir finalizar su proyecto, llegar a la "Playa Utopía". Después de 8 kilómetros encontraron una nueva señal donde se leía "Monte perdido". Uno de los amigos cogió el libro de mapas, o de jeróglificos, que no habían conseguido descifrar en toda la tarde. Descubrieron que se habían pasado de largo, al menos 4 kilómetros.

Los chicos no entendían nada. Habían seguido las señales (las pocas) que había a lo largo del camino, habían luchado, se habían entregado,... pero no habían llegado. Decidieron que lo más coherente era hacer media vuelta y buscar la playa Utopía de nuevo.

Caía la noche y habían buscado rutas alternativas, habían pasado por caminos "imaginarios" llenos de matorrales de espinas,...pero sin fortuna. Apoderados por el agotamiento lo que inicialmente era ilusión empezó a converstirse en deseperación. Finalmente, cuando el último haz de tenue claridad les abandonó, decidieron hacer noche en sus tiendas de campaña en medio de un prado tapado por un mantel de estrellas. A pesar del agotamiento, no lograron dormir, no habían conseguido su objetivo. Al salir el sol, quien aquel dia fue su particular despertador, recogieron las motxilas y con una desilusión tan grande como la ilusión inicial llegaron hasta el coche y volvieron hacia su casa. Todo esto sin llegar a sentir en su cuerpo las dulces aguas de la playa Utopía.

Días más tarde, y otra vez gracias a Google Earth, descubrieron que el camino que llevaba a la playa era aquel que estaba marcado con una immensa cruz amarilla que daba a entender que era independiente del camino de ronda.

En resumen. No podemos pretender que la distancia más corta entre dos puntos en la vida real sea una linea recta, o es más, sea la superposición de los dos puntos gracias a un abatimiento del plano, como se decía en la película Horizonte Final. Pero tampoco podemos pretender que en muchos aspectos se cumpla lo que decía Antonio Machado: "caminante no hay camino, se hace camino al andar".

No obstante, es importante encontrar señales a lo largo de un camino, aunque sirvan para rectificar y utilizar el método del ensayo-error. Sin esto no hay mejora continua, se disparan los costes (quince kilómetros para nada, o todo, quién sabe) y lo más peligroso, que a la ilusión le aparezca un gran des delante.

Be a faro, my friend! Tenemos que ayudar a señalizar el camino de aquellos de los que somos responsables.

P.D. Gracias pixow, por filosofar largo y tendido sobre temas tan metafísicos :D

Por què

Generalmente, la gente decide iniciar proyectos o se carga de nuevas intenciones al iniciar un nuevo ciclo, por norma general a principios de año. Todos proyectamos inicar algun curso, estudiar inglés ir al gimnasio o afiliarnos a una ONG. Desafortunadamente, estas buenas intenciones no llegan más allá de la última campanada que da paso a un nuevo año, o en caso que se materealicen, suelen presentar una esperanza de vida que sigue el patrón de la curva de la bañera.

Esta introducción sirve para explicar el por qué de este blog. El pasado 20 de Julio, a las 5:30 de la noche, en una tienda de campaña y en medio de una tormenta con lluvia y muchos relámpagos en medio de un recóndito lugar de Girona cumplí 26 años. Ese fué el momento en que decidí emprender este blog. Hay dos motivos.

El primero. Recuerdo en la película Troya, cuando la madre de Aquiles, Tetis, emplenado sus dotes de vaticinio, le comenta que si no va a la guerra será un hombre feliz que morirá a edad avanzada y con una larga descendencia, pero que únicamente será recordado por sus hijos y sus nietos, siendo su huella borrada con el paso de los años y obviamente olvidado por generaciones futuras. En caso contrario, morirá a edad temprana, pero será recordado por los siglos de los siglos. Él escoge esta última opción.

Sin estar experimentando aún la crisi de los 40, ni con la pretensión de que mi legado de experiencias llegué más allá del siglo XXX, creo que un blog es una herramienta excelente para transmitir ideas y experiencias, así como dar la oportunidad a aquellos que nos son más próximos, pero que por algún motivo u otro no podemos ver a menudo o contarles todo aquello que nos ha pasado, de comentar aquello que nos da vueltas por la cabeza. Y quien sabe, tal vez algún freakie, dentro de algunos años, decida leerlo.

El segundo. Está francamente relacionado con mi profesión. Personalmente, creo que cualquier persona que forma parte de una organización empresarial tiene que sumar en la fuerza de ventas de tal modo que el departamento comercial de una empresa esté formado por todos y cada uno de los colaboradores que la forman. Del mismo modo que un odontólogo tiene que tener una dentadura excelente o un dietista no puede padecer de obesidad, alguien que trabaja en el sector de las nuevas tecnologías y de la información debería saber que son los RSS, saber qué es Firefox o Safari o intentar dar sus primeros pasos como blogger. En resumen, quien sabe, algun dia puede ser un recurso de venta, no? Todos y cada uno de nosotros tenemos que intentar aportar ventas a nuestra empresa.

De momento la intención ha ido más allá de la última campanda que daba lugar a mi vigésimosexto aniversario, ahora sólo hace falta que su ejecución se desplace lo máximo posible hacia la derecha de la curva de la bañera.