Nos levantamos sobre las 8 de la mañana y hacemos el último desayuno hiperglucémico en el hotel de El Calafate, a base de alfajores, pepas y zumo de naranja ligeramente diluido, probablemente por oos problemas de abastecimiento de naranjas de los últimos días en la zona. A las 10 nos viene a buscar el autobús para dirigirnos hacia el aeropuerto. En el bus coincidimos con Owen, un inglés aventurero casado con una argentina con quien ya habíamos coincidido en dos excursiones en El Calafate; una de esas casualidades que se dan en los viajes.
Después de facturar las maletas y que nos dieran el boarding card para entrar en la zona de control nos obligan a pagar un impuesto de salida dell Calafate, algo ciertamente curioso, para no decir revolucionario.
El vuelo fue amenizado por una familia de 7 hijos que se encargaron de no aburrirnos. Los padres no podían llamarles la atención, volaban en business. Owen nos volvió a demostrar que para él no existen ni las normas ni las leyes. A parte de no hacer una sola cola, ni para facturar ni para entrar al avión, y hacer unas coladas nunca vistas, desafió a la mismísima fuerza de la gravedad al dedicarse a pasear por el pasillo del avión cuando entramos en una zona de turbulencias.
Ya en el Aeropuerto Jorge Newbery de Buenos Aires nos estaba esperando un gran amigo, Ale, quien nos vino a buscar desde Tandil, donde fuimos a pasar la noche, en tota hizo 760 kilómetros por nosotros, lo que dice muchísimo de él. Nos ilusionó mucho volverlo a ver, hacía casi un año y medio que no nos veíamos, y a las grandes personas siempre se las extraña.
Argentina es tan grande que existe una gran variedad de paisajes. Dejamos atrás la región de la Patagonia, austera, ventosa y casi desértica, a pesar de estar en medio de una de las mayores reservas acuíferas del mundo, pero de una extrema belleza. Llegamos a la llanura pampiana. El camino hacia Tandil estuvo “ameninzado” por cientos de kilómetros de pastos con núcleos urbanos de unas pocas casas cada hora de trayecto. Un “desierto” verde y sin ninguna montaña. Después de un excelente asado en un restaurante llamado La Pulpería, que compartimos con Ale, nos fuimos a dormir.
2 comentarios:
Deliciosa recomendación para visitar El Calafate es no perderse su exquisita gastronomía y Tandil es la zona que posee las sierras más antiguas del planeta. Está rodeado de atractivos naturales ideales para el turismo aventura como El Centinela, una roca de siete metros de altura, usada para lanzarse en parapente y la Reserva Natural Sierra del Tigre, pero también se encuentra al lado de Buenos Aires, una de las ciudades más atractivas de Sudamérica, llena de encanto, estilo y tango.
Hoteles en Buenos Aires
Que hermosos destinos, sin dudas no hay mejor opcion para unas vacaciones que viajar y alojarse en alguno de los Hoteles en el Calafate. Saludos!
Pablo - Destinos en la Patagonia
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