sábado, 17 de enero de 2009

¿Por qué correr con los mejores?

Para empezar bien el año 2009, a finales de diciembre, me apunté a un gimnasio. Espero aplicar el mismo principio del que hablé en mi primer post, donde reflexionó sobre la curva de la bañera.
Tengo la suerte de ir con un compañero de trabajo, un grande, y además maratoniano consagrado ¿se puede pedir más?

El objetivo no es ni hacer pesas ni hacer spinning, simplemente ir a correr. Dadas las características de la situación creo que es la mejor introducción para escribir un post que hace varias semanas que tengo in mente: ¿Por qué correr con los mejores?

Tuve la suerte de ir a un gran colegio, La Inmaculada Maristas Girona, donde entre otras cosas me inculcaron valores como el esfuerzo, el respecto y la perseverancia.

Una de las muchas actividades que se organizaban cada año eran los juegos atléticos que se disputaban en el Estadio Olímpico de Montjuic; un escenario con todas las componentes para la épica. Había bastantes competiciones: 100 metros lisos, 300 metros, 1500 metros, pesas, salto de altura, salto de longitud y 4x100 metros. El mejor atleta de cada una de estas categorías, de cada curso, de cada colegio Maristas llegaba a la final, donde se competía con los mejores de cada uno de los colegios.

El primer año competí en los 300 metros, donde conseguí el bronce. El segundo año competí en los 1500 metros, donde logré de nuevo el bronce. Habiendo disputado con éxito estas carreras mi objetivo era la prueba reina, la velocidad, o bien los 100 metros, o bien los relevos. Por mis características físicas, tengo constitución asténica, no atlética, era consciente de mis limitaciones en esta disciplina; de hecho nunca había quedado entre los diez primeros en las series de clasificación, pero mi deseo era tan grande que tenía que lograrlo.

Las series de clasificación se hacían en tandas únicas corriendo de dos en dos. Únicamente había un intento. El primero iba a los 100 metros. Del segundo al quinto iban a los relevos, el 4x100. Entonces reflexioné y lo vi claro. Me dije: Gerard, en la serie de clasificación tienes que correr con el mejor, con el más rápido. Así lo hice, corrí con el mejor y entré. Quinto y a Montjuic!
El día de la carrera no fue más que la culminación de otro de los 20 días más felices de mi vida. Cogí el segundo relevo, a manos de Córdoba, se lo entregué a Romero en el tercero, para que Troyano en el cuarto entrara en tercera posición, de nuevo un bronce!

La reflexión es sencilla, siempre hay que mirar de estar rodeados de los mejores, esto nos permite dar lo mejor de nosotros mismos, e ir mejorando y creciendo día a día.

domingo, 4 de enero de 2009

Domingo de Basket

Aún recuerdo la primera vez que fui al pabellón de Fontajau. Tenía 11 años. Corría el setiembre de 1993 y, para inagurar el pabellón, el por entonces Valvi Girona disputó un intenso match ante el Paok de Salónica; venicimos por un sólo punto.

Desde entonces, cada partido iba al campo con toda la ilusión y entusiasmo del mundo. He visto fases de permanencia a ACB, partidos contra los todo poderosos Madrid y Barcelona, play-offs para el título, all-stars, competición europea,... e incluso he vivido uno de los 20 días más felices de mi vida; el día que ganamos al Azovmah la final de la FIBA CUP.


Que gran fase final. Mi ídolo basquetbolístico, Arriel McDonald, fue el MVP de la final, con 25 puntos y 6 triples.

Menos de dos años después ya no está ni McDonald ni el CB Girona. Las deudas acumuladas y la mala gestión de los últimos años por una política de opulencia desmesurada hizo que el verano pasado la sociedad se disolviera.

A día de hoy aún hay basquet en Girona, el CB Sant Josep ha cogido su relevo, ahora en la LEB Bronze. Hoy he vuelto al pabellón, por segunada vez esta temporada. He llegado a la conclusión que mi inconsciente me ha frenado a ir con más frecuencia; es una sensación estraña y dura al mismo tiempo. Espero ir más a menudo al campo. Tal vez, por un motivo u otro vuelva a vivir otro de los días más felices de mi vida. Som-hi Girona!