martes, 12 de agosto de 2008

Día 3 - Ljubljana

Después del espectáculo del día anterior y de un buen desayuno continental nos aventuramos hacia Ljubljana, la capital de Eslovenia.


Ljubljana es una de las capitales de estado más pequeñas de Europa y se puede visitar en medio día. A destacar el puente triple que cruza el río Ljublanjica, las plazas de la zona, los edificios con fachadas de arquitectura barroca y secesionista y pocas cosas más. Para finalizar la visita hemos cogido un funicular para subir al castillo de la capital y contemplar la panorámica de la ciudad.. En resumen, Ljubljana no deja de ser una ciudad de paso, para mi muy parecida a Grenoble. Ahora nos arrepentimos de haber decidido pasar todo un día aquí y de no haber explorarado otros lugares del país.




Eslovenia presume de ser un país más próximo a la Europa moderna que a la balcánica, y más desde el 2007, cuando entró a formar parte de la comunidad. El hecho es que los precios sí que son de la Europa moderna pero aun hay mucho legado del pasado presente en las construcciones, especialmente de la periferia, y en el hacer de la mayoría de sus habitantes. A pesar de su prosperidad económica le faltan unos años para llegar al mismo nivel que países de la Europa central y occidental.


Lo más remarcable del día pasó por la noche. En el restaurante del hotel cenamos un buffet libre. La comida era poco más que consumible. Mi estómago también lo corrobora. Ahí, coincidimos con una comitiva de catalanes de un viaje organizado con los que cenamos. De vuelta de Croacia y camino hacia casa, pero antes con escala en Venecia, nos contaron las anécdotas de su viaje. Aprovechamos para hacer muchas preguntas y replanificar nuestro viaje. Es curioso como aumenta nuestra sociabilidad cuando encontramos paisanos lejos de casa.

Sin lugar a duda, las recomendaciones de Conchi, la guía turística del grupo, que es de Cornellà, y de Xavi, el conductor del autocar que es de Olesa de Montserrat, nos servirán a lo largo del viaje que nos espera por Croacia. Desde aquí un abrazo a los dos.

Ponemos el despertador a las 05:30. Mañana nos espera un largo viaje hasta Trogir -recomendación de Samo, el “gondolero” de Bled-. Esperamos disfrutarlo al máximo y no quedarnos dormidos otra vez :)

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